Fuente: El Tiempo.com
Nuestra Campeona Mundial Jackeline Rentería le contó al Diario El Tiempo su hazaña en Beijing.
EN UN MOMENTITO....
Llegó la pelea. A los 25 segundos ella se puso en ventaja gracias a un buen gesto técnico. Yo había iniciado el movimiento, pero ella lo siguió. Quise hacer una especie de contraataque, pero ella fue hábil y me dio el toque, me hizo la plancha. Ya estaba abajo. Había que seguir, no había de otra.
A los 32 segundos el juez paró el combate. En este deporte no se puede jalar el pelo, ni torcer los dedos y cosas así, y como ambas nos estábamos tocando mucho la cabeza, que tampoco está permitido, nos hizo ese llamado de atención.
Llegó la pelea. A los 25 segundos ella se puso en ventaja gracias a un buen gesto técnico. Yo había iniciado el movimiento, pero ella lo siguió. Quise hacer una especie de contraataque, pero ella fue hábil y me dio el toque, me hizo la plancha. Ya estaba abajo. Había que seguir, no había de otra.
A los 32 segundos el juez paró el combate. En este deporte no se puede jalar el pelo, ni torcer los dedos y cosas así, y como ambas nos estábamos tocando mucho la cabeza, que tampoco está permitido, nos hizo ese llamado de atención.
A los 40 segundos empezó a definirse el combate. Agarré del brazo a la rumana, pero la posición era incómoda para mí y favorable para ella. Fue mucho trabajo el que tuve que hacer para sujetarla fuerte, acomodarle las piernas, agarrarle el brazo, hacer la plancha y ponerle los hombros en el colchón.
Tenía que dejarla así por cinco segundos, con los hombros sobre el colchón, para ganarle. Cinco segundos para cualquiera no son nada, son apenas un momentico, pero ahí, con la medalla por delante, con la rumana luchando con tenacidad para zafarse, esos cinco segunditos son eternos. Apenas estábamos iniciando el combate y sabía que podía acabarlo ahí, terminarlo ya sin necesidad de irnos a los seis minutos. Hasta que el árbitro dijo: "¡Ya!". Se acabó. Gané. Lo hice apenas en un minuto y cuatro segundos.
En ese momento una no piensa en nada, pues me atrapó la alegría. Yo quería como salir a abrazar a mi entrenador. Recuerdo que saludé al juez, a los jueces de la mesa y que brinqué sobre mi entrenador. Cuando me cargó, él me decía: "¡Lo logramos, lo logramos! ¡Eres grande, eres grande!". Estábamos muy contentos, tanto que me dieron ganas de llorar y lloré.
Y ahora lo único que quiero es llegar a mi casa (en el barrio Siloé de Cali) a, descansar unos días y, luego, volver a entrenar duro, a trabajar duro para ir al Mundial de Japón y volver a subir al podio, pero a un lugar más alto.Igual, ahí vamos...
JACKELINE RENTERÍA Para EL TIEMPO
Si señora y como decimos en EXTREME LUCHA.... Ahí vamos... EN LA LUCHA!
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